Juana Antida Thouret: su perfil espiritual
Juana Antida era una mujer de carácter fuerte, desde su juventud, estaba acostumbrada al ejercicio de la responsabilidad, antes en su casa, después en las opciones de su vida. Novicia y joven hermana, no se desvió jamás de las orientaciones fundamentales, no se acomodó en la vida religiosa. En las situaciones dramáticas de la revolución tuvo un sentido de iglesia vivísimo: en su pueblo natal afrontó a cara descubierta a los representantes de la Revolución. Partió con los Solitarios de Padre Receveur y supo alejarse y afrontar un larguísimo viaje en un país extranjero, sostenida solamente por la fe y por su determinación.
Desde el origen de su comunidad tuvo realizar opciones difíciles, de las que nunca quiso sustraerse. En toda su vida demostró inteligencia, apertura, fuerte sensibilidad, y un maduro sentido materno. Fue en otras palabras, una mujer integra y firme. Sobre estas bases humanas se injertó una humildad ciertamente no innata, sino fruto de una constante ascesis, un sentido finísimo de la contemplación y de la soledad, que encontraban expresión adecuada sólo en el servicio a los pobres.
Los polos de su espiritualidad son antes que nada «el Sólo Dios», que comporta un desprendimiento interior profundo de las cosas, y una continua referencia a Dios y a su gloria. Con éstas características fundantes, consigue consagrar toda la vida al Señor: «cuando Dios llama y se lo escucha, el da todo lo que es necesario» (carta del 23 de febrero 1813). En una memoria de 1826 concluye diciendo que ella «hubiera cruzado los mares, hubiera ido al fin del mundo, si hubiese creído que Dios lo quería para procurar su gloria».
En el segundo lugar se encuentra la Iglesia. Madre Thouret repetía: “Soy hija de la Iglesia, séanlo también ustedes conmigo”, como escribió en la Circular del 11 abril 1820; por su unidad a la Iglesia mereció incluso que la definan Filia Petri. Opuso, en efecto, la autoridad del Papa a horizontes limitados y miopes del galicanismo o del exasperado particularismo diocesano.
El tercer polo de su espiritualidad está constituido por los pobres: era una verdadera hija de San Vicente, a quien consideró como iniciador, fundador, padre, patrono, modelo, protector del Instituto. Además de múltiples resonancias verbales, ella adquirió la misma delicadeza para los pobres, recomendando respeto, compasión, generosidad, paciencia, caridad.
Dentro del Instituto no faltaban las dificultades, sobre todo por las relaciones con Bacoffe, que reclamaba el papel de superior. En la mentalidad del tiempo era inaceptable que una comunidad femenina pudiera tener a la cabeza una mujer. Entre otras cosas, Bacoffe le negó el contacto con el Arzobispo Claudio Lecoz (1802-1815), que, aun siendo un obispo constitucional, era el legítimo pastor de la iglesia de Besancon y por lo tanto el superior directo de las hermanas de madre Thouret.
En 1810 las hermanas fueron llamadas en el Reino de Nápoles por Madama Leticia, la madre del emperador. Durante su permanencia en Italia la hermana Thouret pidió la aprobación pontificia de las Constituciones, que ella misma había compuesto y habían sido aprobadas por el arzobispo de Besancon. Esto comportó ligeras modificaciones, que despertaron en el nuevo Arzobispo Gabriel Courtois de Pressigny (1817-1823), un antiguo refractario, pero teñido de sentimientos galicanos, un neto rechazo. Al contrario, él prohibió a las hermanas de su diócesis recibir a la Fundadora que había viajado a Francia para salvar la división del Instituto. La ruptura pero fue inevitable. La Madre Thouret regresó a Nápoles, donde vivió en el dolor los últimos tres años de su camino. Se apagó el 24 de agosto de 1826. Fue beatificada el 23 de mayo 1926 y canonizada el 14 enero de 1934. Las dos ramas del instituto se reunificaron en 1954.
Poner sus pasos en las huellas de San Vicente de Paúl condujo a la santa a Cristo. Desde aquí nació el seguimiento que llega hasta nosotros.
P. Luigi Mezzadri c.m.
Sólo Dios
Soy la Hija de la Iglesia
Obras de S. Juana-Antide
– Le Vegre
¿Cuál es el camino espiritual de Juana Antida más significativo para tu vida de joven Hermana de la Caridad?
Rachel Nzapaoko – Ciad
La búsqueda de la voluntad de Dios es la característica que me habla más hoy de la personalidad de Juana Antida. Fue expresada por ella mediante amor que tenía a Dios y a su próximo.
Sobre el ejemplo de Juana Antida, este amor es testimoniado en todo el mundo por las Hermanas de la Caridad con el estilo de vida y de servicio, desde el momento que están al servicio de los pobres, que buscan sólo la voluntad de Dios, como Jesús mismo que lavó los a sus discípulos.
Sobha – India
“Fui atraída por el coraje de Santa Juana Antida para afrontar cada situación, en el hablar a rostro descubierto, en el “permanecer de pie” ante cualquier persona con la dignidad de mujer y por amor a Sólo Dios.
Hoy, en la vida, necesitamos de coraje para hacer frente a este mundo y también para aceptar nuestra situación de debilidad, para aceptar las pruebas de la salud y para avanzar en la vida.
Entendí que santa Juana Antida recibió el coraje de Sólo Dios: “cuando tu renuncies a todo por Dios sólo, El cuidará de ti”. Cuando hago la experiencia de ser rechazada por alguna persona, a veces también por los amigos, o por personas en las cuales creía… me siento sola, pero en estas ocasiones es que mi corazón me dice: “Yo soy para Sólo Dios y no para alguno.”
En éstos momentos son en los que soy llamada a desprenderme de todo y de todos y disponerme a vivir para Sólo Dios, me encontré muchas veces en dificultades y comprendí que vivir para Sólo Dios, no es fácil. Pero es en esto que probé una alegría más grande que en otras cosas.
Así comprendí un poco más el significado de “Sólo Dios es mi todo”
Tina – Albania
La confianza es uno de los trazos muy evidentes que caracteriza la vida de Juana Antida. La confianza, que la acompañó en cada instante de su vida, brota seguramente de la fe fuerte y sólida en la omnipotencia de Dios.
Me golpea, hoy, porque supo esperar contra toda esperanza y porque las contradicciones que ella encontró son las que también nosotros encontramos. No perder el ánimo por todas las dificultades y las incertidumbres tiene su raíz en la fe, que es la luz que continúa a iluminar las tinieblas.
Maria Ho Thi Nhan – Vietnam
Meditando la vida de nuestra santa fundadora, su lema, al que era aficionada, “Solo Dios” me conmovió mucho, porque descubrí que Sólo Dios está en el centro de su vida. El motivo de mi sed al inicio de mi vida religiosa fue el buscar a Dios. Ahora que soy miembro de la Congregación y como conozco bastante a Juana Antida, su fe convencida y su lema Sólo Dios aumenta mi alegría como seguidora de Cristo en mí camino de consagrada.
Delante de las situaciones más difíciles, frente al desánimo y a la desilusión, las palabras de Juana Antida me animan a ir adelante. Me gustaría decir con convicción que la vida religiosa no tendría ningún significado si no buscásemos a Dios sobre todo.
“Señor haz, que yo de sentido a mi vida y dame el coraje de llegar al objetivo que me propuse”.