El Papa Francisco acaba de anunciar un año “Laudato Si”… es el título de esta Encíclica que nos recuerda, en este tiempo de pandemia, la tarea del hombre de salvar a la Tierra, nuestra madre.
Un mensaje, tanto ecológico como social, que nos anima a vivir una ecología integral y a escuchar tanto el grito de los pobres como el grito de la Tierra…
Todo está interconectado y todos estamos llamados a actuar como administradores de los bienes de esta tierra y no como propietarios. Sí, nosotros somos administradores que debemos cuidar la creación. Nos desafía el estado de nuestra casa común: la Tierra con todos sus habitantes.
La pregunta clave es saber en qué condiciones queremos dejar nuestra casa común como herencia para nuestros hijos y para la generación futura…
El grito de los pobres:
Este grito de los pobres se hace sentir un poco más fuerte porque el COVID-19 ya está teniendo un efecto devastador en el tejido social de todas las poblaciones. Nos enfrentamos a una pobreza más global: escasez de alimentos debido a las medidas de inmovilización tomadas por muchos gobiernos, pérdida de trabajo, bancarrota de miles de pequeñas empresas en todo el mundo.
Las Hermanas de la Caridad no están sordas a este grito:
Es por esto que nosotras, congregación internacional presente en las cuatro partes del mundo, no podemos quedarnos de brazos cruzados. Con la Fundación Thouret y las hermanas presentes en los sitios de misión en África y Asia, buscamos encarnar la llamada de este mensaje de justicia lanzado por Laudato Si para enfrentar la nueva crisis engendrada por el Covid-19.
En las diferentes comunidades, brindamos un rápido apoyo a las comunidades locales afectadas por la pandemia con los medios que tenemos disponibles:
– Confección de mascarillas para los más desfavorecidos, para las cárceles, para el personal de nuestras casas.
– Distribución de ayuda alimentaria a familias sin recursos
– Distribución de kits de higiene a escuelas y profesionales de la salud.
– Formación para fortalecer la conciencia sobre la higiene y promover buenas prácticas de higiene.
– Formación del personal médico que colabora con nosotras en centros médicos y hospitales.
– Asistencia a pacientes con covid-19 en hospitales y domicilios.
– Llamadas telefónicas para apoyar la moral de las personas aisladas.
Esta pandemia, que realmente nos afecta a todos, nos hace sentir cada vez más nuestra vocación como Hermanas de la Caridad a ser mensajeras de justicia en todo el mundo, sea cual sea nuestro origen, el idioma que hablemos o nuestro trasfondo cultural.