República Centroafricana: el Covid-19 se abate sobre una nación muy pobre y en estado de conflicto perenne
En la República Centroafricana, el Covid-19 se está difundiendo rápidamente. Según la Organización Mundial de la Salud, hay al menos 4.599 casos confirmados y 59 muertes. “Pero en el territorio la situación es decididamente peor”, dice a la Agencia Fides el padre Aurelio Gazzera, misionero carmelita desde hace años en la diócesis de Bozoum. El sacerdote ha visto crecer el contagio en las últimas semanas y está preocupado por las consecuencias que podrían existir en un país muy pobre, que vive en un estado de guerra permanente desde 2013. En la nación, el gobierno controla solamente las principales ciudades. El resto de las provincias está ocupado por milicias que mantienen bajo control ciudades y campos, controlando las fuentes de riqueza local (minas, bosques con madera fina, rebaños, etc.).
“En los últimos meses – continúa al padre Gazzera- parecía que el coronavirus se había olvidado de la República Centroafricana. Los casos oficiales eran muy pocos, igual que las muertes. Pero para contener la difusión, las autoridades, en mi opinión, se equivocaron de estrategia”. En efecto, el Gobierno ha ordenado el cierre de los aeropuertos para evitar la afluencia de personas procedentes del extranjero. Sin embargo, no ha cerrado las fronteras terrestres, sobre todo aquellas con Camerún (donde el Covid-19 se ha extendido masivamente). Así que las personas que se mueven, cruzando periódicamente las fronteras, trajeron el virus.
“La República centroafricana – observa al Carmelitano – es pobrísima. Inicialmente se habían preparado 13 camas en cuidados intensivos, luego se elevaron a 50. Pero todas se encuentran en Bangui, la capital. Se han enviado fondos a otros lugares, pero no se ha creado ni una red de prevención, ni repartos para los enfermos. En Bozoum, a 400 km de la capital, ha llegado poco material para las pruebas y muy pocos medicamentos”. La realización de las pruebas es un problema gravísimo. Se hacen en medida reducida y sobre todo en los grandes centros. En los campos y en los pueblos no se realizan análisis. “Por lo tanto – prosigue padre Aurelio – no sabemos si los números oficiales corresponden realmente a la situación sobre el terreno. Se puede suponer que el número de contagios es mayor. Como Iglesia local, con la ayuda de la Conferencia episcopal italiana, de la diócesis de Massa Carrara y de las Cáritas de Estados Unidos e Italia, hemos venido al campo para promover los buenos comportamientos, para evitar la difusión del virus y para distribuir material de protección. Nos hemos centrado sobre todo en los sectores más débiles de la población, en particular las personas de edad avanzada y las personas con discapacidad.”
El Covid-19 se abate sobre una nación que vive desde siempre una situación sanitaria precaria. El sida, la malaria y la tuberculosis son constantes entre la población. “Desde el punto de vista del perfil médico-sanitario – concluye al padre Aurelio – vivimos en condiciones difíciles. La malaria aquí es endémica. Estamos haciendo prevención, pero sirve de poco. Las mosquiteras que distribuimos se utilizan para pescar o para proteger a los huertos de los insectos. Lo mismo hacemos para el VIH y la tuberculosis. Trabajamos intensamente en este plan, pero los resultados son lentos y tardan en llegar”.
Mientras tanto, en el ámbito de la seguridad y de la paz, se señala un episodio positivo en Bouar, en el distrito occidental de la República Centroafricana: una misión humanitaria consiguió detener una revuelta que desestabilizaba toda la región en la frontera con Camerún. En efecto, desde hace algunos meses, un grupo de ex milicianos, aislados y sin medios de subsistencia a causa de la pandemia de Covid-19, había bloqueado las vías de acceso a la ciudad de Bouar, un cruce en la principal arteria comercial del país. Algunos voluntarios de la Comunidad de San Egidio, comprometidos en favorecer la paz en la República Centroafricana, han traído víveres y ayudas puestas a disposición gracias a una financiación de la FAI (Fondation Assistance Internationale). La operación, llevada a cabo en colaboración con la Presidencia de la República Centroafricana, ha tenido el efecto de detener la revuelta, reabrir el acceso a la ciudad y restablecer la confianza en el desarme, en un país donde todavía operan varios grupos armados.
(EC) (Agencia Fides 30/7/2020)