FRANCIA – Las Misiones Extranjeras de París:
una historia al servicio de las Iglesias locales
Hace más de 360 años que el MEP – acrónimo de la congregación religiosa «Misiones Extranjeras de París» – tiene su sede en el número 128 de la Rue du Bac. Se encuentran en el centro de París y, al mismo tiempo, en todo el mundo, ya que esta comunidad religiosa fundada en París en 1658 está presente en 13 países de Asia y el Océano Índico.
La historia de la Sociedad de Misiones Extranjeras de París comienza con el misionero jesuita Alexandre de Rhodes, que estaba convencido – tras pasar un tiempo en Vietnam, de donde había sido expulsado durante las persecuciones – de que el futuro de las obras misioneras sólo podía pasar por la formación de un clero local. En 1649, el misionero jesuita pidió al Papa que apoyara el envío de obispos para acompañar la formación de los sacerdotes locales.
Las propuestas de Alexandre de Rhodes fueron recibidas con interés, pero fue sobre todo a partir de 1653, con su llegada a Francia, cuando la idea del jesuita tuvo un gran éxito.
En 1659 el Papa reconoció el nacimiento de la Sociedad de Misiones Extranjeras y dio directrices precisas a los misioneros. Desde 1622, con la creación de la Congregación de «Propaganda Fide», la Santa Sede quiso promover la acción misionera, además se tenía como objetivo reducir el monopolio de Portugal y España en las tierras del Nuevo Mundo, que acababan de ser divididas por el Tratado de Tordesillas (1494). Las instrucciones del Papa fueron claras: formar un clero autónomo y acompañar a la población local adaptándose a las costumbres y tradiciones locales.
«No seáis celosos, no adelantéis ningún argumento para persuadir a estos pueblos de que cambien sus ritos, costumbres y tradiciones, a menos que sean manifiestamente contrarios a la religión y a la moral. ¿Qué puede ser más absurdo que transportar Francia, España, Italia o algún otro país europeo a los chinos? No les presentéis nuestros países, sino llevadles la fe», estaba escrito en las Instrucciones Romanas de 1659.
Como explica a la Agencia Fides el padre Etienne Frécon, recientemente nombrado nuevo Vicario General del MEP, las principales acciones misioneras son las mismas en todas partes: la pastoral parroquial, la primera evangelización y el acompañamiento del clero local.
Luego, los misioneros se adaptan a cada contexto, en función de las necesidades del país. Por ejemplo, en Taiwán – de donde acaba de regresar el nuevo Vicario General – el compromiso social ha crecido bastante, sobre todo en la diócesis de Hualien, con las poblaciones aborígenes.
Junto con los sacerdotes de la congregación -que ahora son 180 en todo el mundo-, desde hace 15 años se envían cada año unos 150 voluntarios a Asia y al Océano Índico. Estos jóvenes, de entre 20 y 35 años, realizan una experiencia misionera que puede durar de 3 meses a 2 años, sirviendo a las iglesias locales.
En su historia, desde la creación del MEP, han sido enviados a la misión cerca de 4.500 sacerdotes. Entre ellos, algunos han experimentado el martirio por su servicio al Evangelio, y 23 de ellos han sido canonizados por la Iglesia.
En 1842, el seminario de las Misiones Extranjeras recibió los restos del padre Pierre Borie, asesinado en Vietnam, y desde entonces se instaló la Sala de los Mártires en la Casa de París del MEP. Es un lugar de acogida y visita para los visitantes, así como para las personas que vienen a rendir homenaje a los mártires.
Después de tres siglos y medio de historia, la Casa Madre de las Misiones Extranjeras de París sigue siendo un lugar de sensibilización y encuentro, que tiene su corazón misionero en la Capilla de la Epifanía, situada en el centro del patio de entrada, en el número 128 de la rue du Bac.
Esta iglesia sigue acogiendo las celebraciones solemnes del envío de misioneros, que descubrían -y siguen descubriendo- su lugar de misión sólo durante la ceremonia.
(CDM) (Agencia Fides 30/10/2021)