Jesús no está entre las tumbas, no está en los lamentos.
Jesús es el que Vive y comparte con nosotros su gracia vivificante en las reuniones,
en los eventos, en nuestras casas, en las calles, donde la vida celebra sus sorpresas,
y también, cuando la vida se acerca humildemente a su último día.
¡Jesús está vivo! ¡Aleluya!