El viernes 13 de abril se presentó en Roma, en el Teatro Argentina, el 22º Informe Anual 2023 del Centro Astalli, el Servicio Jesuita a Refugiados.
Estuvieron presentes el Cardenal Matteo Maria Zuppi, Arzobispo de Bolonia y Presidente de la Conferencia Episcopal Italiana; el Alcalde de Roma, Roberto Gualtieri; y el Presidente del Centro Astalli, Padre Camillo Ripamonti. El acto fue moderado por la periodista Bianca Berlinguer.
Las Hermanas de la Caridad colaboran activamente con el Centro Astalli desde hace tiempo, ofreciendo su ayuda operativa en los centros, repartidos por toda Roma, y ofreciendo soluciones de alojamiento para la integración inicial de los refugiados.
Datos del informe – Acompañar, Servir, Defender
«El Informe narra un tramo del camino que hemos recorrido en 2022 con muchos solicitantes de asilo y refugiados, unas 10.000 personas acompañadas sólo en la ciudad de Roma y 18.000 si consideramos todo el país«.
Padre Camillo Ripamonti
En 2022, 105.129 migrantes llegaron a Italia por mar. Entre ellos había 13.386 menores no acompañados. El sistema nacional de acogida registró 107.677 presencias. La mayoría de estas personas reciben actualmente ayuda de centros de acogida extraordinaria (CAS) que no siempre garantizan los servicios esenciales en los itinerarios de acompañamiento. El Centro Astalli gestiona tanto los centros de acogida extraordinaria (Trento, Vicenza, Padua) como la red Sistema Accoglienza e Integrazione – SAI (Bolonia, Palermo, Roma, Trento), e indica precisamente esta última red SAI como una herramienta en la que invertir, de modo que se pueda garantizar un apoyo eficaz a la integración, según normas nacionales uniformes.
«Es necesario acompañar a estas personas que, si no son consideradas inmediatamente parte de la comunidad y si no se estructuran para ellas itinerarios específicos, muy pronto estarán destinadas a la exclusión y a la marginación».
Padre Camillo Ripamonti
Acoger con dignidad es posible
La periodista Bianca Berlinguer abrió el discurso destacando un caso positivo, la llegada de 170.000 ucranianos.
«No hubo xenofobia, no hubo alarma social, tampoco conflictos políticos enconados, no se conocen casos de racismo o discriminación. Los recién llegados encajan en una comunidad ucraniana ya sólida, tienen la piel blanca, son de religión cristiana y huyen de una guerra que sabemos que está en nuestras fronteras».
La reflexión consecuente es que se ha demostrado, con esta acogida, cómo es posible acoger a los refugiados con dignidad, como se preocupa de hacer el Centro Astalli.
«Pero Italia no aprovecha la experiencia ucraniana y no sale de la lógica de la emergencia«. Al contrario, señala el Informe, «parecía como si hubiera dos caminos paralelos: uno para los ucranianos y otro para todos los demás. En realidad, son personas en las mismas condiciones».
«El reto de la integración es un reto posible, un reto exigente, pero es un reto que puede dar mucho no sólo a las personas que buscan refugio sino también y sobre todo a la comunidad que las acoge e integra»
Roberto Gualtieri.
Protección internacional y carga burocrática
Uno de los problemas que sigue impidiendo una acogida digna es la burocracia. Esto socava el propio acceso a la protección internacional y las vías de integración. La brecha digital amenaza con aumentar las desigualdades sociales y la marginalidad, al igual que preocupa la situación de emergencia en materia de vivienda.
Otra cuestión planteada es la renovada lucha del gobierno contra las ONG implicadas en el salvamento marítimo.
¿Dónde está tu hermano refugiado? ¿Dónde está tu hermana refugiada?
Siempre en relación con las decisiones del Gobierno, el padre Camillo Ripamonti recuerda que el martes 11 de abril se declaró el estado de emergencia «en relación con el aumento excepcional del flujo de inmigrantes que entran en Italia a través de las rutas migratorias del Mediterráneo». El presidente del Centro Astalli no oculta «una cierta amargura y decepción ante esta enésima medida». «No son cifras nuevas«.
«El informe -continúa el padre Ripamonti- es el comentario y la respuesta a esta medida […]. Las políticas de inmigración que son humanas son la respuesta al aumento de los flujos, y no una política que corre el riesgo de carecer de planificación y visión, una política sin futuro».