Testimonios y partos de la muriente Juana Antida: en el día en que la Madre Thouret, en Nápoles Regina Coeli, rodeada del afecto y del dolor de sus hermanas, pasa de este mundo al mundo de Dios, escuchamos algunos testimonios y sus partos.

La hermana Febronia Thouret:

Su salud ya no le permitía estar entre sus hijas para los Ejercicios de Regla. Durante los dos últimos meses tuvo que renunciar a la comunión frecuente. El 15 de agosto comulgó con sus hermanas en el Communichino. Ante su última enfermedad, aquejada de apoplejía, se mostró muy tranquila, como lo había estado durante todo el curso de su enfermedad. Sin impaciencia ni signo de agitación, adormecida en un sueño ficticio, respondía con pocas palabras a las preguntas que se le hacían. Lo comprendía todo, lo sentía todo y tomaba tranquilamente los remedios.
El 24 de agosto, todavía tranquila, con un poco menos de conciencia, recibió todos los Sacramentos de la Iglesia de manos del capellán, in articulo mortis. Estaba rodeada de todas las monjas desoladas. Siguió suavemente todas las oraciones. Esa misma noche, a las 22.10, entregó su alma a Dios tranquilamente.


Monseñor Domenico Narni Mancinelli:

Mi Hija en Jesucristo hermana Rosalía,
No puedo tardar, ni perder un momento en enviarle mi respuesta para expresarle el dolor que siento por la triste noticia. La hermana Antida Thouret, tu tía, pero más que Madre en Dios, la virgen fuerte del Evangelio, la Heroína de la religión, la fundadora de tu Instituto, ciertamente, ya no está en este mundo, te ha dejado: ya no existe para la Tierra, existe para el Cielo. Su última carta de agosto parecía anunciar muy claramente su partida, su viaje, su triunfo.
¿Qué meditaciones pueden hacerse sobre ella para imitación de los cristianos y religiosos? El conocimiento de la Religión, del santo Evangelio, de los dogmas, puede decirse que lo obtuvo más por los prodigios de la inspiración celestial que por el estudio de la teología, de la que nunca había recibido siquiera los mismos principios. ¿Cómo, pues, se encontraba tanta sabiduría y tanto saber en la hermana Antida Thouret en los libros que componía, en las circulares que imprimía, en los consejos que daba, en la conducción de los asuntos en las Cortes de los Reyes? Que Francia, Suiza, Italia, el Reino de Nápoles hablen bien de ella; que hablen de ella, digo; ¡más bien que lloren su pérdida!


Testimonios de Juana Antida:

¡Oh, qué gracia pertenecer enteramente al Rey del Cielo y de la Tierra! ¡Qué consuelo durante la vida y, al morir, qué gozosa esperanza de cantar ante el Cordero sin mancha el cántico que ninguna otra boca puede entonar! Deseo a todas esta inestimable felicidad.
Oh, mis queridas hijas, cualquiera que sea vuestra posición, si no corresponde a vuestros deseos, animaos a hacer de ella un santo uso: esto es lo que pido a Dios cada día para vosotras y para mí. Que las criaturas digan y hagan; que triunfen; que brillen: todo esto pasará con ellas como una nube de humo; una eternidad, sin embargo, de dolor o de felicidad no pasará jamás. Dejémoslo sólo en manos del Dios bueno y todopoderoso; pongamos todas las cosas en sus manos divinas, y nunca nos confundiremos. Sólo en ti, Señor mío y Dios mío, he puesto toda mi confianza y esperanza para el tiempo y la eternidad; todo lo demás no es nada para mí sin ti.