Ayer por la tarde, 30 de octubre, se celebró en la iglesia de la Casa Generalicia la oración de apertura para dar comienzo a los trabajos de la Conferencia General.

Los participantes estuvieron presentes en estos trabajos, que marcan un momento importante en la vida y el futuro de la Congregación.

“Permaneced en mí, y yo en vosotros”

El hilo conductor era el símbolo de la vid,

«una imagen que acompañará los trabajos de la Conferencia durante estos días y un símbolo de fertilidad y abundancia, de unidad y comunión».

La savia del Evangelio, la savia de la Iglesia y de Juana Antida acompañaron este momento de oración, puntuado por cantos y lecturas.

En el altar, donde estaba la viña del Señor, se trajeron signos para acompañar la reflexión:

Unos lazos utilizados para injertar, hechos con los sarmientos podados: símbolo del trabajo del viticultor y del cuidado de su vid.

Algunos sarmientos cortados, otros aún verdes y listos para ser injertados y dar más sarmientos, los otros marchitos, podados para que la vid dé más frutos. Son el símbolo de nuestro trabajo cuidadoso, delicado y constante.

Algunos racimos de uvas, que los sarmientos han producido en las diferentes realidades de la Congregación.

Deseamos un buen trabajo a todos los implicados en este importante momento.

Los trabajos de la Conferencia General continuarán hasta el 6 de noviembre.

Oh Dios, Tú sabes que es tiempo de vendimia y de vino nuevo, que debe ser exprimido con alegría de las uvas y recogido con diligencia en odres adecuados, hasta que el burbujeo típico de los tiempos de maduración se asiente, dando paso a una nueva estabilidad. Tú sabes que ha llegado el momento de apreciar la novedad en la creatividad, para que conserve el sabor genuino de la fecundidad bendecida por Dios. Ayúdanos a ir más allá de los modelos heredados, a apreciar las novedades suscitadas por el Espíritu, acogerlas con gratitud y valorarlas hasta que estén plenamente fermentadas más allá de la impermanencia.

Amén