Hoy, 19 de noviembre de 2023, celebramos la séptima Jornada Mundial de los Pobres. El lema de este año está tomado del libro de Tobías: «No apartéis la mirada de los pobres« (Tob 4,7).
«Un río de pobreza atraviesa nuestras ciudades y se hace cada vez más grande hasta desbordarse; ese río parece arrastrarnos, tanto que el grito de nuestros hermanos y hermanas que piden ayuda, apoyo y solidaridad se hace cada vez más fuerte».
Queremos traerles, con motivo de este día, el testimonio de la hermana Noemí D., Paraguay.
Ella se ha ocupado no sólo del «río de la pobreza que corre por nuestras ciudades», sino también del lecho de un verdadero río, que hay que limpiar para llevar, a través de la promoción de la Ecología Integral, una nueva dignidad a los que viven en la pobreza en su realidad local.
La Hermana Noemi también forma parte de un laboratorio dentro de la realidad de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida: el Laboratorio Internacional de Ecología Integral.
Hay una gran cantidad de datos que muestran cómo el cambio climático, aunque afecta a todos, tiene un mayor impacto en los sectores más pobres y vulnerables de la población.
«Hola, soy la hermana Noemi D., soy de Paraguay y soy hermana de la provincia latinoamericana.
Soy animadora de Laudato Si’ y formo parte del equipo del Laboratorio Internacional de Ecología Integral.
Estamos en cuatro países: Argentina, Brasil, Bolivia y Paraguay.
Somos tres los que formamos parte de este equipo de Laudato si’ en América Latina. Como equipo de laicos latinoamericanos, estamos tratando de animar a toda la provincia. Por todas las situaciones que vivimos en nuestro entorno, pero también por la realidad que vivimos en el mundo, tratamos de trabajar en conjunto con laicos, niños y jóvenes para concientizar sobre la importancia de cuidar la Tierra. Cuando nos reunimos con el equipo, intentamos organizar pequeñas actividades que puedan implicar a todas las comunidades, por ejemplo, la semana de Laudato Si’ y el Mes de la Creación son momentos muy importantes para nosotros para generar esta conciencia entre la gente.
Este año estamos realizando varias actividades, como la organización de misas Laudato Si’. Combinamos la semana de Laudato Si’ con la fiesta de Santa Juana Antida, y tuvimos una hermosa celebración bajo la lluvia. Comenzamos la misión con una preparación previa, en la que los laicos leyeron parte del documento Laudato Si’. A continuación, cada uno de los amigos de Santa Juana Antida (AJA) preparó unos plantines, que fueron a entregar a la gente casa por casa. Son pequeños gestos que estamos haciendo para sensibilizar.
Lo mismo sucede en Argentina, en el trabajo con personas que están en prisión. Desde el principio, desde la situación de detención, se han encontrado reflexionando sobre cómo pueden generar este cuidado de la Tierra, empezando en primer lugar por ellos mismos, pero también pensando en los que les rodean. Es decir, se están generando pequeños movimientos que nos ayudan a entrar en esta conciencia.
Yo, en particular, trabajo en el centro Santa Juana Antida de la comunidad de Lambare. Este año, junto con tres coordinadores del barrio donde está el centro Santa Juana Antida, iniciamos un pequeño proyecto que es «la plaza que tenemos, la plaza que queremos». Se trata de que la gente vaya por la ciudad recogiendo cartón, plástico, cobre, todo lo que se pueda reciclar. Se trata, pues, de una situación en la que la mayoría de la gente es pobre. El barrio está en una zona donde hay mucho microtráfico de drogas.
Hay una gran plaza donde hay un cauce de río en el que mucha gente tira lo que queda de lo que no recicla al río y esto genera mucha contaminación. Cuando la basura se acumula, suelen quemarla y esto genera aún más daño. Por eso nos organizamos tres comisiones Barriales más el Centro Santa Juana Antida, para ver qué se podía hacer para solucionar esta situación. Mensualmente, el cuarto sábado de cada mes, nos organizamos entre los vecinos para limpiar la plaza en cuestión. Al cabo de ocho meses habremos recogido más o menos 70-75 camiones de basura.
Parece un trabajo interminable, porque a medida que limpiamos, se vuelve a ensuciar, pero estamos convencidos de que si insistimos, conseguiremos cambiar la mentalidad. Son los adultos los que deben cambiar la actitud hacia la naturaleza. Queremos cuidar a los niños, porque soñamos y queremos tener una plaza limpia de basura, limpia de drogas y que pueda ser un espacio donde los niños puedan crecer y jugar sin peligro.
No es fácil, porque si hablamos de Ecología Integral, no se trata sólo de cuidar los árboles de la plaza, sino también a las personas que están allí. Hay entre 15 y 30 jóvenes y adultos que están en situación de calle y son drogadictos. Tenemos que ocuparnos de ellos sin olvidar que son nuestros hermanos y hermanas. Es bastante difícil experimentar la impotencia en medio de la rabia que a veces sentimos ante la degradación de los drogodependientes y los niños expuestos a esa realidad. No debemos olvidar que son nuestros hermanos y hermanas que merecen respeto, que deben vivir con dignidad.
Llegar a estos hermanos y hermanas es un reto. Una vez más, la cuestión del barrio se entrelaza con la necesidad, con la pobreza, con el tráfico de drogas.
Por parte de la gente que depende tanto del reciclaje como de la venta de drogas, hay una respuesta negativa y a veces agresiva porque les arruinamos el negocio que tienen. Por otro lado, hay gente que está cansada de vivir entre la basura y por eso nos anima y nos ayuda. Estas dos realidades coexisten.
La respuesta de los niños es muy positiva. En el centro de Santa Juan Antida tenemos 50 niños que participan todos los días: jugamos con ellos, plantamos, cuidamos el huerto. Juntos reciclamos materiales, les acompañamos a descubrir otra forma de vivir. Esta es la esperanza, esta es nuestra verdad. En este aprendizaje, los niños encuentran alegría y felicidad. Hay un gran compromiso y dedicación por parte de las hermanas y educadoras que acompañan a los niños. Debemos ayudar a nuestros hermanos y hermanas, los más pequeños, los más pobres, a vivir con dignidad.
Desde que empezamos a formar parte de esta comunidad, hemos conocido a muchas personas que nos quieren como hermanas, que aman a Santa Juana Antida y que, alimentadas por su carisma, también intentan expresarlo en su vida cotidiana, amando a los pobres que forman parte de ella. Creo que todo esto forma parte de la Ecología Integral y es bueno. Deberíamos decir que no se trata sólo de cuidar a los animales, no se trata sólo de cuidar a las plantas, se trata de descubrir que Dios está en todos y que Dios está en todo y que nos llama a vivir juntos como hermanos y hermanas.
Los datos nos dicen que quienes más sufren el cambio climático, la alteración del medio ambiente y la destrucción de esta casa común son los más pobres. Por tanto, debemos intentar generar un entorno más digno para nuestros hermanos y hermanas pobres. Esto implica cuidar el medio ambiente, cuidar los recursos, vivir de lo simplemente necesario.
Podemos hacerlo juntos, paso a paso. Esto no es sólo para hoy, sino a largo plazo. Siento que es la alegría de aferrarse a la esperanza, sabiendo que está fuera de nuestro control, pero que viene de Dios y está en manos de Dios. Así que también está la confianza de que no depende sólo de mí, sino que es Dios quien lo llevará a cabo. Esto también nos da la tranquilidad y la alegría de seguir descubriendo y trabajando con los demás.
Hermana Noemi D.