En esta Semana de la Laudato Si’ y Pentecostés, reunámonos en comunidad para contemplar y alimentar semillas de esperanza para nuestro » sufrido planeta» (LD 2). Laudate Deum nos recuerda la urgencia del mensaje de Laudato Si’ y la necesidad de una transformación personal y cultural en medio de nuestras crisis ecológica y climática.

El tema de la Semana Laudato Si’ de este año se inspira en el símbolo del Tiempo de la Creación 2024, «primicias», inspirado en Romanos 8:19-25.

«Pues toda la creación espera con anhelo el día futuro en que Dios revelará quiénes son verdaderamente sus hijos.

Contra su propia voluntad, toda la creación quedó sujeta a la maldición de Dios.

Sin embargo, con gran esperanza, la creación espera el día en que será liberada de la muerte y la descomposición, y se unirá a la gloria de los hijos de Dios. Pues sabemos que, hasta el día de hoy, toda la creación gime de angustia como si tuviera dolores de parto; y los creyentes también gemimos

—aunque tenemos al Espíritu Santo en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura—

porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento.

Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos,

incluido el nuevo cuerpo que nos prometió. Recibimos esa esperanza cuando fuimos salvos.

(Si uno ya tiene algo, no necesita esperarlo; pero si deseamos algo que todavía no tenemos,

debemos esperar con paciencia y confianza)».

Los tiempos en que vivimos demuestran que no nos relacionamos con la Tierra como un don de nuestro Creador, sino como un recurso que hay que utilizar. «La creación gime» (Rom 8,22) a causa de nuestro egoísmo y de nuestras acciones insostenibles que la dañan. Sin embargo, la creación nos enseña que la esperanza está presente en la expectación, en la espera de un futuro mejor (cf. Rm 8, 20-21).

La esperanza en el contexto bíblico no significa quedarse quieto y callado, sino gemir, clamar y luchar activamente por una vida nueva en medio de las dificultades. La creación y todos los seres humanos están llamados a adorar al Creador, trabajando por un futuro dinámico del que puedan brotar las primicias de la esperanza. Seamos semillas de esperanza en nuestras vidas y en nuestro mundo, arraigadas en la fe y el amor.

Seamos semillas de esperanza en nuestras vidas y en nuestro mundo, arraigadas en la fe y el amor.