El 6 de noviembre es el Día Internacional de las Naciones Unidas para la Prevención de la Explotación del Medio Ambiente en Situaciones de Guerra y Conflicto Armado, establecido en 2001 para concienciar sobre los efectos nocivos para soldados y civiles y para los recursos naturales y los ecosistemas. Los efectos de los conflictos en el medio ambiente se pasan por alto con demasiada frecuencia.

No puede haber paz duradera si se destruyen los recursos naturales y los ecosistemas en los que se basa el sustento de las personas.

La explotación de los recursos naturales y la lucha por el control de los territorios intensifican la destrucción del medio ambiente, con consecuencias duraderas para los ecosistemas y las generaciones futuras.

Acogemos aquí el testimonio de Jessy Semaan, representante del Movimiento Laudato Si’ en el Líbano.

«Como representante del Movimiento Laudato Si’ en el Líbano, he sido testigo directo de los efectos devastadores de los conflictos armados en el ecosistema de nuestro país. El Líbano, ya debilitado por la constante inestabilidad, sufre además las graves consecuencias ecológicas de las tensiones regionales.

Estos conflictos no sólo dañan las infraestructuras, sino que también destruyen el medio ambiente. Los bombardeos devastan nuestros bosques, contaminan las aguas subterráneas y esterilizan el suelo, haciendo que los escasos recursos naturales sean aún más valiosos en tiempos de guerra.

Pero a pesar de todo, seguimos educando a las nuevas generaciones sobre la importancia de la ecología, haciendo hincapié en que, incluso en tiempos de conflicto, la protección del medio ambiente sigue siendo primordial. La paz y la protección de la naturaleza están estrechamente vinculadas y cada gesto cuenta para construir un futuro sostenible.

A través del Movimiento Laudato Si’, hacemos hincapié en la urgencia de preservar la naturaleza y hacemos un llamamiento a la comunidad internacional para que tome conciencia del daño que los conflictos infligen a nuestro planeta«.

Jessy Semaan