El 17 de noviembre 2024, la Basílica de San Pedro en Roma se llenó de un fervor especial, al clausurarse la Segunda Convocatoria de la Familia Vicenciana con la celebración de la misa de la Jornada Mundial de los Pobres.
Más de 300 miembros de la Familia Vicenciana, representando diferentes ramas de esta gran familia espiritual, estuvieron presentes en esta jornada de reflexión y compromiso con los más vulnerables.
Antes de la eucaristía, una delegación de la Familia Vicenciana tuvo el privilegio de reunirse con el Papa Francisco en un encuentro marcado por la cercanía y el profundo significado espiritual. Durante este encuentro, el Santo Padre bendijo las llaves del Proyecto “13 Casas” de la Familia Vicenciana para el Jubileo. Este proyecto, que forma parte de una iniciativa global, busca proporcionar viviendas dignas a personas sin hogar y en situación de vulnerabilidad, una misión que encarna el carisma de San Vicente de Paúl, centrado en el servicio a los pobres.
La bendición de estas llaves simboliza un compromiso renovado por parte de la Familia Vicenciana para continuar trabajando en favor de los más necesitados, especialmente en un tiempo marcado por la preparación del Jubileo.
El Proyecto “13 Casas”: Un Signo Concreto de Esperanza
La bendición de las llaves del Proyecto “13 Casas” fue un momento especialmente emotivo durante esta jornada. Este proyecto, inspirado en el carisma vicenciano, tiene como objetivo proporcionar un hogar a los más necesitados, brindándoles no solo un techo, sino también un lugar donde puedan reconstruir sus vidas con dignidad. La Familia Vicenciana ha estado trabajando incansablemente para expandir esta iniciativa a nivel mundial, respondiendo así al llamado de Cristo a acoger al extraño y a cuidar de los más vulnerables.
El Papa Francisco, al bendecir estas llaves, animó a la Familia Vicenciana a continuar con esta misión, destacando la importancia de ofrecer soluciones concretas y sostenibles a los problemas de la pobreza y la exclusión social. “No se trata solo de dar una ayuda momentánea, sino de ofrecer un camino de esperanza y de futuro”, señaló el Papa.
Una Eucaristía Cargada de Significado
La misa de la Jornada Mundial de los Pobres, celebrada en la majestuosa Basílica de San Pedro, fue un momento de profunda reflexión y oración. El ambiente en la basílica estaba cargado de recogimiento, con fieles de todas partes del mundo que acudieron para unirse a esta celebración tan significativa. Entre ellos, los miembros de la Familia Vicenciana, que con su presencia destacaron su compromiso con los pobres y marginados.
La liturgia, presidida por el Papa Francisco, se centró en la importancia de estar atentos a las necesidades de los demás, especialmente de aquellos que son invisibles para la sociedad. El Papa, en su homilía, hizo un llamado contundente a no reducir la fe a un ritualismo vacío, sino a vivirla en un compromiso concreto con los más vulnerables.
Reflexiones Finales: Un Camino de Caridad y Compromiso
La clausura de la Segunda Convocatoria de la Familia Vicenciana en el contexto de la Jornada Mundial de los Pobres fue un momento de renovación espiritual y de compromiso con la misión de servir a los más necesitados. Este evento no solo celebró la unidad de la Familia Vicenciana, sino que también reforzó su misión de seguir trabajando por los pobres y marginados.
El llamado del Papa Francisco a vivir una fe coherente y comprometida resuena profundamente en el corazón de todos los que participaron en esta jornada. La invitación a ver a Cristo en los pobres y a servirles con generosidad es un recordatorio poderoso de que el Evangelio no es una teoría, sino una práctica de amor que transforma vidas.
Oración Inspirada en el Mensaje del Papa para la Jornada Mundial de los Pobres
Señor, escucha la oración de los pobres,
que llega hasta tu presencia con la fuerza de la fe y la esperanza.
Haznos capaces de vivir con humildad,
reconociendo que todos somos necesitados de tu amor.
Danos un corazón generoso,
dispuesto a compartir el sufrimiento de los que menos tienen
y a ser instrumentos de tu justicia y misericordia.
Que nuestra oración no se quede en palabras,
sino que se transforme en acciones concretas de caridad,
acercándonos a los pobres como hermanos
y compartiendo con ellos el don de tu paz.
Haz que nunca olvidemos que en los rostros de los que sufren,
vemos el rostro de tu Hijo Jesús,
quien nos invita a amarlos con el mismo amor que Tú nos das.
Por intercesión de María, Madre de los pobres y de los humildes,
te pedimos que nos guíes en este camino de oración, servicio y entrega.
Amén.
https://famvin.org/es/2024/11/17/clausura-de-la-segunda-convocatoria-de-la-familia-vicenciana-en-la-jornada-mundial-de-los-pobres/