Cristo es la vid, y nosotras sus sarmientos

Santa Juana Antida «Dijo que cruzaría los mares» (del «Testimonio Supremo» escrito tras la muerte de la Madre Thouret). En esta célebre expresión, reconocemos el ardor misionero de Santa Juana Antida, animada por la certeza de que «el prójimo está en todas partes, Dios está en todas partes, ¡esto nos basta!»

Tras la apertura de la Puerta Santa, también podemos encontrar en ella el eco del gran «signo jubilar de la peregrinación«: una llamada a ponernos en camino no sólo física sino también espiritualmente, para una transformación interior que se irradie a todos los aspectos de nuestra existencia. “Cruzar los mares”: alejarse de la tierra, es renacer interiormente para una relación renovada con Dios, para una relación renovada con nuestros hermanos y hermanas.

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