Nos unimos a los Padres Misioneros de la Sociedad de San Vicente de Paúl, cuya fundación «espiritual» se remonta al 25 de enero de 1617.

Los Padres Paúles, por tanto, celebran el 400 aniversario de la Congregación de la Misión en este Año Jubilar 2025.

«En este día particular – dijo el Padre Valerio Di Trapani, Visitador Apostólico – tenemos que implorar al Señor de la mies que envíe obreros, personas que, elegidas por Dios, se entreguen totalmente a Él al servicio de la Iglesia y de los pobres.

San Vicente eligió no vivir en palacios nobles, sino entre la gente; eligió no recorrer las anchas calles de París, sino los sinuosos senderos de la campiña francesa. Y no se trata de una elección heroica, ni de una decisión incomprensible; es más bien la elección de un hombre enamorado, que mira la vida con los ojos de Dios.

Me gustaría que en este año jubilar el Espíritu Santo suscitara un grupo de laicos y consagrados, dispuestos a servir a la Iglesia en la evangelización de las fronteras, de las periferias, de los pobres. Recemos por esta intención».

El Padre Valerio se dirigió en particular a la Familia Vicenciana -a la que también pertenecen las Hermanas de la Caridad de la Madre Thouret- y a los jóvenes:

«Queridos hermanos y hermanas laicos de la Familia Vicenciana, os invito a cuidar vuestra relación con Dios, vuestra formación espiritual, teológica y pastoral; también vosotros estáis ‘lanzados’ como el grano de trigo en los surcos de la historia, para que vuestra vida dé frutos abundantes. Dejaos seducir continuamente por el Dios que encontráis en la oración, que os habla en la Palabra y al que podéis tocar cuando acariciáis el rostro de los pobres; entregaos a este Dios eternamente amoroso y poneos en marcha en la misión a la que el Señor os llama cada día.

Queridos jóvenes, tened el valor de seguir a Cristo. Él nunca defrauda. Él siempre cumple su promesa de felicidad. Queridísimos, si sentís una llama en vuestro corazón, si percibís que estáis inquietos e insatisfechos, dejadlo todo, cambiad de camino, levantaos como Pablo, poneos en camino como Vicente, porque la Iglesia necesita obreros felices de anunciar el Evangelio. Amén».

Folleville, 25 de enero de 1617

Un momento decisivo en la vida de Vicente se produjo en enero de 1617, cuando fue llamado a Folleville, un pequeño pueblo en una de las fincas de Gondi, para oír la confesión de un moribundo.

La confesión por parte del hombre con muchos años de pecados no confesados conmovió profundamente a Vicente y puso de relieve la necesidad de una atención pastoral integral.

Inspirado por este encuentro, Vicente pronunció un sermón en la iglesia de Folleville en la fiesta de la Conversión de San Pablo, instando a los aldeanos a hacer confesiones generales.

La respuesta fue abrumadora, con una avalancha de gente en busca de reconciliación y renovación espiritual. Este acontecimiento marcó el inicio de los esfuerzos misioneros de Vicente y se convirtió en la piedra angular de su visión de las misiones organizadas para los pobres. Vio el inmenso potencial del trabajo misionero estructurado para transformar vidas y llevar el renacimiento espiritual a comunidades desatendidas.

Más tarde, Folleville se celebraría como la cuna de la Congregación de la Misión, símbolo del inicio de un movimiento que buscaba renovar la fe y la dignidad de los más marginados.

La Congregación de la Misión se denomina oficialmente Congregatio Missionis (CM). También se les llama «Lazaristas», ya que tienen su origen en el Priorato de San Lázaro de París. En los países de habla inglesa se les reconoce como «Vincentians», en España como «Paules» y en América Latina como «Vincentinos».

Legado e impacto

La Congregación de Vicente de Paúl transformó la misión pastoral de la Iglesia católica. No sólo revitalizó las comunidades rurales, sino que también estableció nuevas normas para la formación del clero y la labor misionera. La influencia de la Congregación se extendió más allá de Francia, contribuyendo a la misión católica mundial. A la muerte de Vicente, las actividades de la Congregación incluían la creación de seminarios, la organización de retiros, el cuidado de enfermos y marginados y la participación en misiones internacionales.

La fundación de la Congregación de la Misión refleja el compromiso inquebrantable de Vicente de Paúl de servir a los marginados y reformar la Iglesia. Su liderazgo visionario y su profunda compasión sentaron las bases de un legado misionero que sigue inspirando y floreciendo en todo el mundo. El impacto duradero de su obra es un testimonio del poder transformador de la fe y el servicio.

La Congregación se expandió rápidamente por Francia y luego por Italia, Irlanda, Escocia y Polonia.

Propaganda Fide les confió misiones en Madagascar en 1648. Tras la muerte de San Vicente en 1660, la Congregación continuó su expansión, llegando a América del Norte en 1810 y a América del Sur poco después. También recibieron misiones en el Líbano, Arabia, Egipto, Siria, Persia, India y China.

Actualidad

Hoy en día, la Congregación de la Misión continúa con su labor evangelizadora en 97 países, con más de 2,900 miembros, entre sacerdotes y hermanos.

Su trabajo se enfoca principalmente en parroquias, pero también busca llegar a las comunidades más remotas. El superior general actual es Tomaž Mavrič, reelegido en 2022, acompañado por el vicario general Gregorio Bañaga y otros asistentes generales.

La Congregación sigue comprometida con su misión original de evangelizar a los pobres y formar al clero, adaptándose a las necesidades contemporáneas y extendiendo su influencia por todo el mundo.