La hermana Germaine y la alegría de poder servir en esta organización de Caritas-Francia, que tiene un amplio campo de acción en Francia y en el mundo: personas sin hogar o con viviendas precarias, apoyo educativo, construcción de vínculos sociales, acceso a los derechos, apoyo a las autoridades públicas, situaciones de emergencia…
Las personas que experimentan la pobreza participan en estas acciones, promoviendo así la capacidad de todos para actuar, para que todos tengan acceso a condiciones de vida dignas.

«Me llamo Hermana Germaine MOLE ESSIMI. Soy una ex-hermana de Santa Marta, vengo de la provincia de África Central, soy camerunesa. En Francia desde el 21 de septiembre de 2024, estoy disfrutando de un año sabático en la casa provincial de Besançon.
Sigo un curso de actualización cada mes en Lyon y tengo la alegría de poder dedicar tiempo a Secours Catholique-Caritas France.
«Hay más alegría en dar que en recibir» Hechos 20,35
A través de ejemplos específicos, les hablaré de mi misión en Secours catholique desde el 15 de octubre de 2024. Estoy presente en este lugar cuatro medios días a la semana para una misión de acogida. Cuando llegan las personas, ya he preparado la sala: aireada, limpia, con la cafetera y el hervidor encendidos. ¡Todo está listo!
Las personas que lo frecuentan tienen diferentes recursos y necesidades: algunas buscan a alguien que las escuche o simplemente un lugar donde sentarse y tomar un café. Muchos jóvenes inmigrantes africanos vienen a seguir cursos de francés impartidos por voluntarios.
Ofrezco té, café, galletas, bombones y, a través de todos estos gestos sencillos, intercambiamos ideas y seguimos aprendiendo francés. Los jóvenes están orgullosos de poder decir todas las fórmulas de cortesía que han aprendido.

Los días en que no hay profesor, tomo su lugar: lectura, conjugación, una historia…
Me impresionó la acción de Claude, que vina porque necesitaba hablar: toma un café y luego otro: me ofrece 2 euros, le digo que el café es gratis, ella me dice que ofrezca estos 2 euros a alguien que los necesite. Pude entregárselos a una señora nigeriana de parte de otra persona necesitada.
Todos los jueves se ofrece comida a todo el mundo: voluntarios, jóvenes inmigrantes, personas solas y gente de la ciudad que lo desee. Las salas están llenas, la comida la prepara in situ un grupo de benefactores y voluntarios. Ya no hay diferencias. Todos son bienvenidos.


Admiro mucho a los responsables de este hogar: son simpáticos y dinámicos. Los voluntarios también se comprometen sin condiciones. Todos demuestran un amor sin límites.
Uno puede frustrarse por no poder satisfacer la demanda de dinero, pero el Secours Catholique cuenta con una amplia red de personas que ayudan a realizar los trámites administrativos y orientan a las personas hacia los servicios de asistencia.
Esta experiencia enriquecedora me ha abierto a los demás, a la escucha activa, al don gozoso del tiempo.
La acogida del Secours catholique no resuelve todos los problemas, pero es un lugar de gran fraternidad.
