Hermana Nemesia: la palabra de vida y de bondad

Nuestro joven grupo de AJA se quedó fascinado por la figura de la Hna. Nemesia Valle. La conciencia de encontrarnos próximos al centenario de su muerte (18 de diciembre de 1916/ 2016 en Aosta) y el 170° aniversario de su nacimiento (23 de junio en Bórgaro 1847/2017) nos empujó a hablar de ella y de su obra. Hacerlo no es fácil porque no fue una hermana cualquiera, justamente porque fue una hermana extraordinaria en su simplicidad. En su libro “Es lindo ser bueno”, del sacerdote piamontés A. Pronzato, definido por el Papa Francisco como un suscitador de inquietudes, busqué subrayar los aspectos que impactaron mi sensibilidad de mujer, de madre y de laica comprometida.

El amor de las Hermanas de Santa Juana Antida para Julia son primero educadoras en los años juveniles del colegio en Besançon, después refugio y consolación en los momentos de oscuridad y tristeza de la adolescencia en la casa de Aosta, le abrirán os ojos y le harán entender su vocación: Hacerse hermana o mejor, HACERSE JESÚS. Inicia así su formación entre las hermanas de Vercelli (ella misma dirá que frenaron el potro…) y con 21 años, en enero de 1868, es enviada a Tortona, en la provincia de Alessandria, donde permanecerá durante 35 años. En la excepcional simplicidad y humildad de su vida ella amó a quien se le acercaba, donándose enteramente con tanta bondad, de manera única, personal, profunda, con extremado cuidado y dedicación y astucia.

Mujer fuerte y decidida transcurre gran parte de su vida en Tortona convirtiéndose en el ángel. Aquí no será solamente una maestra preparada y selecta, sino que cuidará a todos: a las alumnas, a las huérfanas, a los pobres, a los sacerdotes, a las familias, a los seminaristas y también a los militares, a quienes les proveerá todas las necesidades. Su método preventivo fundado en el amor, encontrará aplicación plena en cada aspecto de su tarea y en todos los trabajos, sobre todo en 1886 es nombrada Superiora de la casa de Tortona.

Esto decía la Hna. Nemesia de las hermanas ancianas y enfermeras: “Ellas son la bendición de la casa”. Sabía que no eran un peso, sino una riqueza. No dudaba en dirigirse a ellas para pedirles consejos y hablar sobre cuestiones que la preocupaban: ¡enseguida veía brillar una luz en aquellos ojos! Mujer con un gran sentido artístico y una profunda cultura, no despreciaba las tareas más simples, las buscaba; no tomaba nada para ella, ni gloria, ni regalos, pero todo lo que poseía iba en beneficio de los necesitados. Las palabras llaves de este período: ¡mamá, psicóloga, caza talentos! Sí porque miraba las almas a los ojos. Resolvía problemas y exigencias, pero también sabía acoger vocaciones y proyectos. Tendrá como objetivo promover en todo, el cuidado de las persona.

En Tortona, como ya se dijo, permaneció 35 años: es una figura de referencia para toda la comunidad, por ello cuando llega la noticia de que la Hermana Nemesia será enviada a Bórgaro (TO), donde deberá asumir la tarea de maestra de novicias, se caerá en el desconsuelo general. Palabras claves: “no hacía hacer, hacía con nosotros”, hacerse llamar abuela, y lo hacía por ternura y bondad, aconsejaba y confiaba en el prójimo, tenía inalterable serenidad, paciencia con todos. “¡Jesús desnúdame de mí, y revísteme de Ti!” era su lema.

Del apostolado de Tortona a la abnegación de Bórgaro, la Hna. Nemesia no cambia su programa, sino que lo realiza, adaptándolo a los acontecimientos y a las circunstancias. Trabajará

comenzando de cero e incansablemente, acompañando en esos años a ¡500 novicias! Como siempre el trato distintivo de su obra será la ductilidad y la disponibilidad. Cada uno delante de ella se sentía predilecto también porque lograba “celebrar la caridad con un clima de fiesta y de fantasía”. Todo era importante, también lo superfluo. Una bella imagen que ella misma dice de sí y de su fe es la de la barcaza, para hacer lugar, espacio a SÓLO DIOS.

Hermana de la alegría y del silencio en el momento oportuno, d la advertencia firme y llena de caridad o del consuelo, es un ejemplo de auténtica y contemporánea cristiana, de grande educadora, porque enseña a vivir la vocación cristiana en profundidad, en la propia realidad sin descuidar ningún aspecto particular. Para la Hna. Nemesia, amar quiere decir dejarse alcanzar por otro, como asumiendo las responsabilidades, morir para hacer lugar, hacer espacio al otro, al prójimo, a Dios.

Un calificativo usado para esta gran Beata fue el de misionera. A este se le agregaría el de misericordiosa, porque supo poner en práctica las obras de misericordia corporales y espirituales, inclinándose sobre todos, siempre lista para levantar, vendar, curar, dar de beber, amar.

La Hna. “Valeniente” como le gustaba hacerse llamar, hoy nos enseña a escuchar como el Samaritano escuchó el silencioso pedido del herido encontrado en su camino. Nos enseña a ponernos en la piel del otro, cargar el peso del otro y abatir las barreras, ayer, como hoy, transformándose, como ella decía, “ corteza dentro y blanda afuera”, porque la bondad deber estar en la frente y no debería ser necesario cavar para encontrarla, se debe estar lista siempre para cualquier emergencia.

                                                                                                       Rafaella Capitelli
AJA – Arpino