El tiempo de la búsqueda
Los signos para escuchar e interpretar
Tienes veinte, veinticinco años, quizás más; eres estudiante, ya tienes un trabajo o trabajas desde hace algunos años; ¿te preguntas acerca de tu futuro? ¿Te gusta servir y dedicar tu tiempo a Dios? ¿Pero cómo servir? ¿A qué y a quién deberías dedicarte? No lo sabes exactamente. Y la pregunta te inquieta: ¿cómo puedo saber a qué me está llamando Dios?
La vocación cristiana es una llamada a seguir a Jesucristo. ¡Y todos los cristianos estamos invitados a recorrer este camino de alegría, siguiendo los pasos de Aquel que ha abierto el camino para que cada uno de nosotros se convierta en su discípulo!
Sin embargo, cada uno está llamado a responder a su manera. El Evangelio se vive de muchas maneras según las situaciones y las personas: tenemos testimonios en el Evangelio que nos cuentan su respuesta siguiendo a Cristo en la vida diaria, en las diversas situaciones particulares… María y José, Pedro y Pablo, María Magdalena, la samaritana y Zaqueo…
Entonces, ¿cómo puedo saber qué quiere Dios de mí?
En la vida cotidiana: los relatos del Evangelio nos muestran a Jesús con niños, con los pecadores, con los maestros e invitan a algunos directa y especialmente a seguir a Jesús: “Ven y sígueme”, “si quieres”… Esta llamada, sin embargo, deja a todos libres para responder con una donación total.
A través de testimonios: esta llamada de Dios pasa por personas, parroquias, comunidades, órdenes religiosas, es decir, a través de la presencia visible y tangible de la Iglesia.¿Por qué la vida religiosa?
Porque es una respuesta a un gran deseo: dejar todo para seguir a Jesús… no es un “sacrificio” sino una llamada a ser, a ser más profundamente lo que somos: amados por Dios. La elección radical de dejar todo y seguirlo viviendo en pobreza, castidad y obediencia se convierten en el anuncio de este amor.