«La esperanza no defrauda» (Rm 5,5) y nos hace fuertes en la tribulación

Con ocasión de esta Jornada acogemos el testimonio de la Hermana Ramona, enfermera.

Día Mundial del Enfermo 2025: Encuentro, Don y Compartir

El 11 de febrero celebramos el XXXIII Día Mundial del Enfermo, un momento especial de reflexión y oración por los que sufren y por quienes se dedican a su cuidado. Este año, en el contexto del Jubileo 2025, el mensaje del Papa Francisco nos invita a redescubrir el valor de la esperanza, con tres palabras clave que resuenan profundamente en mi vida de enfermera, consagrada y Hermana de la Caridad: encuentro, donación y compartir.

El encuentro que cura

El Papa nos recuerda que también en la enfermedad podemos vivir un encuentro transformador con Dios. A menudo, junto a las camas de los hospitales o en momentos de fragilidad, he visto a personas descubrir una fuerza interior inesperada. El sufrimiento, aunque sea duro, se convierte en una oportunidad para encontrarse con el Señor de una manera más profunda.

Como enfermera, cada día veo cómo una sonrisa, una palabra de consuelo o un simple gesto de cercanía pueden convertirse en signos concretos de la presencia de Dios junto a quien sufre.

El don de la esperanza

El papa Francisco subraya que la esperanza es un don que hay que acoger y cultivar.

En mi experiencia junto a los enfermos, he visto cómo la esperanza nunca es una ilusión, sino una luz que ilumina incluso las noches más oscuras. La fe en Cristo resucitado nos asegura que nada puede separarnos del amor de Dios.

Esto me impulsa a vivir mi servicio con el corazón abierto, recordando que cada pequeña acción de amor tiene un valor eterno.

El compartir que transforma

El punto que más me ha impactado en el mensaje del Papa es la invitación a compartir. Los lugares de sufrimiento a menudo se convierten en espacios de gran humanidad, donde los enfermos y quienes los cuidan se enriquecen mutuamente.

¡Cuántas veces he visto a pacientes enseñar esperanza a sus seres queridos, a médicos y enfermeras convertirse en signos vivos de caridad, a familias descubrir una fuerza insospechada en la prueba! Cada encuentro auténtico conlleva un don recíproco, y esta red de amor se convierte en un himno a la dignidad humana.

Una invitación a la cercanía

En este Día Mundial del Enfermo, mi deseo es que todos podamos redescubrir el valor de la cercanía.

Como Hermana de la Caridad, siento que nuestro carisma nos llama a ser signos de esperanza y amor concreto para los que sufren.

El Papa nos anima a no olvidar los pequeños gestos: una mirada atenta, una caricia, una palabra amable pueden ser una medicina para el alma.

Encomendemos a María, Salud de los Enfermos, a todos los que sufren y a quienes los asisten, para que cada uno pueda experimentar la ternura de Dios en su propio camino de fragilidad y esperanza.

Hermana Ramona Privitelli