«Dondequiera que estemos en cualquier lugar de la tierra que nos encontremos, celebramos juntas esta fiesta que fortalece la unidad dentro de nuestra Familia religiosa. Quisiera invitarlas a mirar a María como icono de nuestra llamada a ser creyentes, porque ella es capaz de abrirnos el corazón hasta dejarnos perturbar y cambiar por lo «imposible» (Lc 1,37).
Lo que el ángel Gabriel anuncia a María no es el privilegio de su maternidad divina, sino la sorprendente belleza de un Dios que quiere estar «con nosotras» (Is 8,10) esperando ser acogido por nosotras, para ser donado a todos. Queridas Hermanas, Dios siempre nos sorprende, rompe nuestros esquemas y pone en crisis nuestros proyectos.
También hoy, en este momento en que, según la Orientación del Capítulo General 2021, estamos llamados a vivir procesos transformadores, Dios dice a cada uno: «Confía en mí, no tengas miedo, déjate sorprender, sal de ti misma y sígueme». Él nos espera para sorprendernos, en la sencillez, en la humildad de nuestras vidas. Así quiere manifestarse. Nos da su amor que salva; nos cuida, nos da fuerza y nos llama hacia una aventura divina: ser la mirada de Dios; su sonrisa; sus manos en este mundo sediento de justicia, de atención, de ternura…
Él no nos pide cosas extraordinarias. Sólo nos pide que escuchemos su palabra y que confiemos en Él, para que cada día sea una nueva Anunciación, con María.
Hermana Maria Rosa Muscarella, Superiora General