Soy un antiguo alumno del Instituto Maria Immacolata, al que asistí desde el jardín de infancia (1954) hasta el quinto curso de primaria (1962). En aquella época, el instituto no ofrecía otros cursos.

La elección de mis padres, que también afectó a mi hermano Claudio, dos años mayor que yo, se debió a varias razones. La principal y determinante se basaba en la adhesión a los valores educativos del Instituto, también en el ejemplo y la experiencia de mi tía materna, la hermana Claudia Villa, perteneciente a la misma congregación y maestra de primaria en las sedes de Borgosesia primero y de Vercelli después.

Debo reconocer que, durante todos los años que he estado en el Instituto, siempre he vivido momentos de serenidad y experiencias positivas. El gran mérito es, por supuesto, de la amabilidad, la competencia, la bondad y la comprensión de las diversas profesoras, en particular de la hermana Gesualda Greppi, durante 5 años maestra de primaria de una clase muy animada de 34 alumnos.

Ciertamente no fue fácil para nuestra querida hermana Gesualda mantener unida y hacer crecer una clase formada por personalidades y sensibilidades diferentes y originales. Pero su dulzura y su capacidad para captar en cada uno el lado y las mejores características, permitió que cada uno de nosotros creciera con sus propias cualidades para alcanzar posteriores e importantes logros humanos y profesionales.

A menudo, cuando nos reunimos hoy con nuestros antiguos compañeros de la escuela primaria y recordamos las horas más hermosas vividas en la escuela, recordamos con cierta nostalgia a nuestra maestra-hermana (a la que ahora podemos saludar en nuestro cementerio).

Le debemos mucho de lo que son y de lo que somos.

Después de un tiempo, y si miro mi posterior trayectoria escolar y humana, creo que puedo decir que he construido mucho gracias a los años de formación en el Instituto y que he aprovechado sobre todo las experiencias y emociones vividas durante ese periodo.

La amabilidad, la escucha amorosa de las personas y la pasión por el estudio profundo y libre son elementos que han construido mi carácter a lo largo del tiempo. También la confianza en volver a empezar de cero y con valentía son elementos de esa experiencia.

Agradecido por los años de formación en el Instituto, hoy trato de recomendar a otros la misma importante oportunidad.

Osvaldo Vallese, exalumno

OSVALDO VALLESE – 74 AÑOS – GORGONZOLA (MILÁN) – JUBILADO – anteriormente directivo bancario y alcalde de la ciudad de Gorgonzola de 1990 a 1995