Los obispos de Asia: el 14 de mayo cristianos unidos con otras religiones para la jornada de ayuno, oración y caridad
«Alentamos a todos los fieles cristianos en Asia a vivir fructífera, generosamente y con esperanza la Jornada de ayuno, oración y caridad programada en todo el mundo para el 14 de mayo, con la intención de pedir la liberación de la pandemia. Mirémonos unos a otros. Unámonos como líderes religiosos y como creyentes en Dios en todo el mundo»: es el llamamiento lanzado por el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon y presidente de las Conferencias Episcopales de Asia. En el mensaje enviado a Fides, las Iglesias de Asia adhieren, de esta manera, a la «Jornada de oración, ayuno y obras de caridad», convocado universalmente por el Alto Comité para la Fraternidad Humana, para pedir a Dios que proteja a la humanidad de la pandemia de coronavirus. El llamamiento fue relanzado también por el Papa Francisco y por el Gran Imam de Al Azhar, Sheikh Ahmed al Tayyeb.
«La pandemia de Covid-19 en el mundo ahora se ha convertido en una ‘tormenta perfecta’. Desafía nuestras formas de vivir, trabajar y celebrar. Es un momento de prueba para todos, especialmente los desempleados, los trabajadores migrantes, los indigentes y los grupos de poblaciones marginadas», observa el arzobispo Bo.
«Hay restricciones en la mayoría de los países asiáticos. Las escuelas están cerradas, las fábricas están cerradas, los mercados se están quedando sin suministros, los viajes están prohibidos. Sin embargo, con una locura increíble, los conflictos continúan», continúa el comunicado enviado a Fides.
Luego el texto agrega: «Mucha gente pregunta: ¿cuándo volverá todo a la normalidad? La respuesta a la pregunta es que no terminará, no solo en el sentido de que las cosas ya no serán las mismas. Asia ha experimentado muchos conflictos, guerras y crisis sin fin, el tsunami, el ciclón Nargis y frecuentes tifones devastadores. Cada crisis nos ha dejado cambiados. Esta vez todos los países del mundo se ven afectados y la pandemia dejará nuestro mundo profundamente cambiado. La política cambiará. Las relaciones internacionales serán diferentes».
El Card. Bo señala: «Una catástrofe que afecta a más de 200 países cambia el mundo. Es como una guerra mundial. Aunque el Covid-19 se pueda contener en unos pocos meses, su legado vivirá con nosotros durante décadas. Afectará la forma en que vemos y entendemos a la comunidad, cambiará la forma en que nos conectamos, cómo viajamos, cómo construimos nuestras relaciones. Si los gobiernos no hacen frente al desafío, perderán la confianza de sus pueblos».
En esta crisis, se ven los elementos clave de un buen liderazgo: dar indicaciones, crear significado y empatía, asumir la responsabilidad y proteger e incluir a los pobres y débiles, los vulnerables: “En una crisis como esta, los verdaderos líderes explotan sus oportunidades para generar confianza, ‘no ansiedad y terror’”, señala la nota.
Hoy nos preguntamos: «¿Por qué hemos permitido tanta división en el mundo? ¿Por qué hay tantas zonas de Asia sujetas a conflictos? ¿Por qué tenemos las guerras más largas del mundo en Asia? Observando nuestra historia hasta ahora, ¿por qué no se han creado lazos más fuertes cuando tuvimos la oportunidad? ¿Por qué millones de personas tienen que emigrar al extranjero para poder vivir? ¿Podemos construir una economía inclusiva que priorice la dignidad de la persona? ¿Podemos tener una solidaridad tenaz y un deseo por el bien común basado en el respeto?”
En este momento, subraya el Cardenal, se necesita paciencia, energía e inteligencia: “Este es el momento de organizar nuestras vidas sabiamente; un momento para alimentar nuestra imaginación e inteligencia y prepararnos para un mundo nuevo. Es hora de entender esto, dependemos unos de otros y debemos aprender a trabajar juntos, compartiendo responsabilidades y apreciando la solidaridad. Sobre todo, este es un momento para dejar de lado el odio y las armas y hacer frente al enemigo común que está atacando a toda la humanidad».
“La pandemia nos ofrece un tiempo para animarnos mutuamente, un tiempo de solidaridad con las personas vulnerables y un tiempo para orar, para comprender lo que está sucediendo en nuestro mundo», dice el texto, motivando así la adhesión a la jornada especial de oración y ayuno del 14 de mayo. «En toda Asia, muchas personas están heridas, física, emocional, financiera y espiritualmente. Es hora de traer la bondad, la misericordia y el amor de Dios a nuestro mundo», concluye el Presidente de la FABC, apelando a la unidad, solidaridad y fraternidad de todas las comunidades religiosas en Asia.
(PA) (Agencia Fides 11/5/2020)