Por segunda vez, en enero del 2017, volvía a Ngaoundal, en Camerún, a distancia de 8 meses de la anterior experiencia. Acogido con afecto por las Hermanas, fue lindo sentirme considerado como uno de ellos. También el personal del hospital, que había conocido la vez anterior, me ha acogido con simpatía y afecto.
Las condiciones organizativas del hospital han mejorado en el ofrecimiento de servicios a la población, gracias al empeño constante e impagable de las hermanas. La sala de operaciones también, aunque no siempre, por la ausencia en breves periodos de médicos cirujanos, funciona para asegurar las intervenciones, además de las de rutina, también las de urgencias. La presencia de personal voluntario, de figuras sanitarias es importante para asegurar la continuidad de la sala de operaciones y para contribuir a la constante formación del personal lo cual es muy importante para la directora la Hna María Gracia.
El crecimiento de la oferta desgraciadamente contrasta con el bajo salario de la población. Sobre todo en algunas estaciones, no pudiendo cultivar los campos, las personas no pueden pagar las modestas cifras que se les pide para las prestaciones y que son indispensables para pagar las gestiones del hospital. Lamentablemente los tratamientos médicos están totalmente a cargo del ciudadano porque el estado no interviene de ninguna manera.
Durante mi permanencia en Ngaoundal, en acuerdo con las hermanas, hemos organizado una semana de consultas Obstétricas y Ginecológicas gratuitas en ocasión a la fiesta de la juventud, y en otra semana por la fiesta de la mujer, pidiéndoles la mitad de pago por las consultas.
En la semana con consultas gratuitas, hemos efectuado acerca de 400 consultas y hemos diagnosticado casi al 20% de las mujeres, patologías que necesitaban de intervención quirúrgica urgente para los tratamientos del caso y para evitar serias complicaciones.
El dato de hecho que nos debe llevar a reflexionar fue que ninguna de las pacientes, después de haber pedido el preventivo para el gasto de la operación volvió para ser operada porque non tenían dinero para contribuir a los gastos de las operaciones.
En la segunda semana, como las consultas se pagaban y aunque eran a costo reducido, han venido solo 35 mujeres.
En el periodo de mi permanencia en Ngaoundal hemos operado a todas las pacientes que tenían necesidad urgente de una intervención quirúrgica (perforaciones intestinales, embarazos extrauterinos, amenaza de ruptura de útero, distocia del parto, hernias inguinales, oclusiones intestinales). En estos casos se procedía a la intervención para salvar la vida del paciente… aunque sea insolvente. Para ellos, las hermanas sacaban (y continúan haciéndolo) de un fondo constituido por donaciones voluntarias. Lamentablemente los casos de este tipo son muchos. ¿Cómo poder hacer algo para todos?. Y, ¿Cómo sostener los gastos para el funcionamiento del hospital?.
He querido hablar de estas situaciones que, junto a las hermanas, varias veces he sufrido, para que cada uno pueda reflexionar. Quizá, en lo pequeño, todos podemos hacer algo, inventarnos iniciativas para involucrar a nuestros parientes y amigos. Con el esfuerzo de tantos, aunque sea con poco, juntos podemos contribuir a salvar vidas humanas.
Habiendo vivido ya dos veces esta experiencia que me ha tocado profundamente, espero de volverla a repetir. Y si algún colega querrá, por algún tiempo, poner a disposición su profesionalidad al servicio de quien pasa necesidades, sepa que en Ngaoundal es esperado con los brazos abiertos. Será una experiencia fuerte y linda para ella o para el y será una preciosa ayuda a este hospital que llegó a ser gradualmente operativo solo desde el 4 de abril de 2016.
Mi pedido está dirigido también y sobre todo a los grupos y asociaciones que, con su ayuda, han contribuido a la realización del hospital, para que no lo abandonen en esta primera fase no fácil, sino que continúen a acompañarlo y sustentarlo.
Les aseguro que es muy doloroso ver personas que tendrían necesidad urgente de atención, pero que no llegan al hospital solo porque no tienen los medios para pagar, y cuando llegan, están en muy malas condiciones. Es el sufrimiento cotidiano que las hermanas viven en el llevar a cabo su misión de vida al servicio de los pobres.
Gracias a quienes querrán acoger este llamado!
Todos podemos hacer algo y…
JUNTOS podemos hacer mucho
Para alimentar el FONDO DE SOLIDARIDAD del hospital
Y para salvar a tantas vidas humanas.
Dr. Giuseppe Puglia