Desde N’Djamena, Grégoire, Amigo de Santa Juana Antida, ha querido compartir con nosotros sus reflexiones, darnos a conocer algunos de los rostros de la pobreza en Chad y compartir con nosotros las iniciativas del grupo local de AJA en la capital.
«Al introducir esta Jornada Mundial de los Pobres a la Iglesia Universal hace ocho años, el Papa Francisco ha querido llamar nuestra atención especial en este día hacia los que viven en nuestros continentes y en los países que nos rodean.
Reflexionando sobre esto, los pobres tienen dos figuras con formas diferentes: los pobres clasificados en la categoría social y los pobres clasificados en la categoría espiritual.
En África en general, y en el Chad en particular, la pobreza está muy extendida en todos los ámbitos de nuestra vida. Muchas personas proceden de familias materialmente pobres. Esto hace que sufran inseguridad alimentaria y no puedan obtener su ración diaria, pagar la escolarización de sus hijos, pagar el alquiler, cuidarse y vestirse…..
Algunos de ellos se denominan «pobres retornados»: se trata de una categoría social afectada por acontecimientos dolorosos, como los refugiados que huyen de la guerra, las víctimas de fenómenos naturales (inundaciones, terremotos, corrimientos de tierra….).
Personas amantes de la libertad por sus ideas políticas o sindicales, periodistas de medios de comunicación públicos y privados que sacan a la luz las fechorías del mal gobierno, presos en diversas cárceles sin ser juzgados. Estas personas no pueden disfrutar de su libertad y ejercer sus derechos cívicos con normalidad. Así caen en la trampa de la pobreza.
Los pobres son también nuestros enfermos que sufren en cuerpo y alma. Se encuentran en diversos lugares, en casa y en los hospitales.
Debemos reconocer que en Chad existe lo que puedo llamar pobreza nacional. Hay una carencia real de servicios socioeducativos básicos. La mayoría de la población chadiana es joven y no sabe leer, escribir ni calcular en ningún idioma. Esto puede contribuir aún más a la pobreza.
Para nosotros, la pobreza está en todas partes: en nuestras iglesias, en nuestros barrios, en nuestras ciudades, en la escuela, en el mercado… Pero la pobreza no es sólo cuestión de dinero. La pobreza no es sólo material, también puede ser pobreza de espíritu. Nuestro Señor Jesús nos dice: todo lo que hicisteis por el más pequeño de ellos, por mí lo hicisteis. Este pasaje está relacionado con el carisma de Santa Juana Antida Thouret de ver la imagen del Señor en los pobres.
Con nuestras actitudes nos alejamos del Señor porque no hemos obedecido sus mandamientos. No escuchamos verdaderamente a nuestros hermanos y hermanas en situaciones difíciles, compartiendo con ellos nuestras alegrías y nuestras penas. El orgullo, los celos, la hipocresía y los medios nos impiden servir a la Iglesia y estar unidos al Señor.
En esta Jornada Mundial de los Pobres, recemos unos por otros, individual y colectivamente. No esperaremos a un día solemne para rezar por nuestros hermanos y hermanas necesitados, sino que debemos acordarnos de ellos en nuestras oraciones cotidianas.
En nuestro vicariato, los Amigos de Santa Juana Antida Thouret, de los que soy miembro, se han organizado para rezar con los pobres, limpiar a su alrededor y hacer diversos donativos».
N’Djamena (Chad), 15 de noviembre de 2024
Grégoire M. (AJA)