El viernes 8 de marzo se celebró en la República Democrática del Congo una marcha de mujeres vestidas de luto para conmemorar el Día Internacional de la Mujer.
La Ministra du Genre, Famille et Enfant, Mireille Masangu Bibi Muloko, había inaugurado oficialmente la jornada bajo los lemas: «Aumentar los recursos que necesitan las mujeres y las niñas en la paz para un Congo igualitario» e «Invertir para las mujeres: acelerar el paso». Estos dos temas evocan la necesidad de un empoderamiento efectivo de las mujeres y las niñas, un reto importante para la República Democrática del Congo.
La marcha fue una oportunidad para abordar una serie de problemas críticos a los que se enfrentan las mujeres en el Congo, como la violencia de género, la discriminación económica y política, y el acceso limitado a la educación y la sanidad. Una de las principales reivindicaciones de las mujeres congoleñas sigue siendo el fin de la violencia de género y de la impunidad de quienes cometen delitos contra las mujeres. Por último, a pesar de los avances en algunos ámbitos, las mujeres congoleñas siguen enfrentándose a importantes obstáculos para alcanzar puestos de liderazgo e igualdad económica. Por ello, las manifestantes reclamaron una mayor representación de las mujeres en los procesos de toma de decisiones y el acceso a las oportunidades económicas.
«Como mujeres, debemos comprometernos en la búsqueda de la paz para no vernos siempre como víctimas, sino como agentes del cambio, un papel que la Resolución 1325 de la ONU otorga a las mujeres». Mireille Masangu Bibi
Las protestas recorrieron las calles de Bukavu, capital de Kivu del Sur; Bunia, capital de la provincia de Ituri. Son lugares devastados por décadas de violencia armada. La marcha tiene lugar en un marco político inestable que corre el riesgo de dividir internamente a la población congoleña. De hecho, existe una gran desconfianza hacia la comunidad internacional, especialmente por parte de la generación más joven.