Y los reclusos de San Vittore fuerons sus compañeros de vida, junto con sus Hermanas, los guardias de la prisión y los familiares de los reclusos. Durante la Resistencia milanesa, en los oscuros años de la ocupación nazi, no se contuvo, desviviéndose por salvar de la deportación a numerosos judíos y antifascistas milaneses. Cuando salía de la cárcel para ir a la iglesia o de compras, se encontraba con miembros del Comité de Liberación Nacional para entregarles billetes o entregarles artículos de consuelo. Miembro de la Resistencia y relevista partisana, la hermana Enrichetta suele esconder en su hábito cartas y mensajes para los presos. Por esta actividad es acusada de espionaje y detenida el 23 de septiembre de 1944. Condenada a muerte y más tarde a reclusión, liberada al final de la guerra, reanuda su presencia junto a los prisioneros con su habitual sonrisa y su dulce determinación.

El 2 de abril de 2011, en una carta a la diócesis de Milán, el entonces cardenal Dionigi Tettamanzi anunció su beatificación. Y, recordando su ministerio de caridad en San Vittore, el arzobispo escribió: «La cárcel se convirtió en su casa, en el lugar de su amor. Decía: La caridad es un fuego que, al arder, ama extenderse».

Todavía hoy, las Hermanas de las cárceles, junto con voluntarios, capellanes y asociaciones, son una presencia de la Iglesia junto a los presos para ayudarles a encontrar la misericordia de Dios y emprender con ellos un camino de concienciación, reparación y reconciliación. A menudo prestan también un valioso servicio de sensibilización sobre el mundo carcelario, su soledad y su dolor, en las escuelas y las parroquias.

Con ocasión de la fiesta litúrgica de la Beata Enrichetta Alfieri, 26 de noviembre de 2023