«Mi pueblo, ahora mismo, vive bajo las bombas del odio». Así se expresa la Hna Mirna, libanesa, que acaba de regresar de un corto viaje a su atormentada tierra.
«Comparto con vosotros algunas noticias de nuestras hermanas del Líbano y pido vuestras oraciones: la situación de seguridad cerca de la casa provincial y de nuestra escuela de Baabda es cada día más precaria.
Ayer por la noche Israel bombardeó masivamente el barrio de Laylaki y el campo de Kamil Chamoun. Así que el riesgo es cada vez mayor. Es evidente que nuestras monjas atraviesan momentos de gran tribulación y miedo, pero se arman de valor y han optado por no marcharse por solidaridad con el pueblo que resiste y para proteger las casas de las monjas y la escuela.
En el sur, la situación es infernal, los habitantes reciben en sus teléfonos móviles mensajes amenazadores de Israel con la orden de marcharse inmediatamente antes de la incursión terrestre. La gente no sabe dónde refugiarse, el Estado fallido no ha preparado lugares de acogida, las asociaciones son incapaces de responder a las necesidades de los desplazados. Miles de personas duermen en sus coches, otras se quedan en jardines públicos.
Las condiciones higiénicas son casi inexistentes: esto provocará una crisis sanitaria en un futuro próximo. Lamentablemente, familias enteras perecieron bajo los bombardeos, atrapadas juntas porque fueron alcanzadas por un misil en casa o en el coche. Desolación, consternación, devastación, exterminio, desastre… ¡ese es el panorama!
El túnel de la violencia parece largo, ¡sin luz! Esperamos que la conciencia humanitaria de la comunidad internacional despierte de su letargo.
Intensificamos nuestras oraciones. El mundo necesita el Soplo de Dios, ¡una ecología de la fraternidad!»
1 de octubre de 2024