«Ven aquí y descansa un poco». Y así, después de un mes lleno de iniciativas, de propuestas, de invitaciones, nos reunimos, el domingo 2 de junio de 2024, para la cosecha de frutos. O mejor dicho, para compartir el asombro de reconocer nuestras manos vacías, llenas por la generosidad del Señor.
El primer fruto recogido, tras el lanzamiento del mes de las vocaciones, fue sin duda el movimiento de los corazones. Tantas iniciativas, pequeñas y grandes, con jóvenes o simplemente entre nosotros, laicos y religiosas, han sido un signo de que los jóvenes NOS ESCUCHAN. Que su búsqueda de sentido, de orientación, su sed de Vida, de Verdad, son también las nuestras. Que estamos juntos en camino.
El domingo, el tiempo pasó volando: en cuatro encuentros organizados por lenguas y husos horarios, nos reunimos jóvenes de todo el mundo, virtualmente en presencia, pero concretamente en el deseo de acompañar y apoyar el camino de nuestros jóvenes.
Tantas fueron las resonancias, el compartir, el agradecimiento por cómo el Señor fue capaz de sorprendernos. Tantos rostros encontrados, emociones vividas, iniciativas propuestas… todas ocasiones para redescubrir la Alegría y la Fuerza del Anuncio.
Así que ¡HASTA EL PRÓXIMO AÑO! Seguros de que el Señor está esperando nuestros pocos panes y peces, para asombrarnos de nuevo con Su generosidad desbordante.
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