La hermana Lucica nos ayuda a abrir el corazón a los jóvenes, a los ancianos, a las familias, a los hombres y mujeres en grave dificultad existencial, en respuesta al llamamiento del obispo de Timișoara, diócesis fronteriza con Serbia y Hungría.
Los relatos de la misión son un don precioso: nos hacen escuchar la llamada de Dios, la voz de la Iglesia, los llamamientos de la región. Nos transmiten la Buena Nueva de Jesús que busca hacerse cotidianeidad, vínculos, oración, cuidado, sensibilidad hacia los últimos.
También en Timișoara se regenera el carisma de la madre Thouret y ofrece, con sencillez y alegría, su contribución a un mundo fraterno, justo y acogedor.
La comunidad de Timișoara, en sus diversas presencias en nombre del Evangelio, a través del relato de la hermana Lucica: