¿80, 90, 100 años y más? No importa, ¡vamos de vacaciones! Pero cuidado… ¡unas vacaciones espirituales!
Hace algunos años, para permitir a las hermanas mayores o a las que viven en residencias de ancianos y ya no pueden salir sin ayuda, encontrarse con otras hermanas en un entorno más abierto, vivir un momento de renovación, el Consejo Provincial dio vida a las Vacaciones Espirituales en Sancey. Todo con total seguridad: ayuda para lavarse, desplazarse, distribuir medicamentos, recordar horarios y lugares….
Éramos 23 hermanas de vacaciones y estábamos acompañadas y guiadas por no menos de 6 hermanas y luego por Angélique, Christiane, Claudine, Nelly, Sylviane: nuestros ángeles de la guarda, remunerados o voluntarios, acostumbrados a cuidarnos en nuestras casas.
Los días estaban planificados… ¡pero no demasiado!
La mañana está reservada a la oración: Laudes celebrados juntas, o un día, oración del cuerpo dirigida por la hermana Thérèse, instrucción de un sacerdote, tiempo de silencio y oración personal y la Eucaristía. Las comidas no son silenciosas, cambiamos de sitio, lo que nos permite hablar con nuevas hermanas en cada comida.
Por la tarde, se nos propone una gran variedad de actividades: juegos de mesa, juegos para estimular nuestras articulaciones, gimnasia suave, intercambios, bingo. No se impone nada: podemos elegir o simplemente mirar y escuchar. Incluso pudimos seguir los pasos de Jeanne Antide y jugar al Mölkky al aire libre.
Al final de la tarde, de nuevo un tiempo de oración comunitaria: vísperas, compartir el Evangelio….
Sí, hay una actividad en la que hay que comprometerse durante los tres días, y las voluntarias no lo dudan.
Bajo la dirección de la hermana Francine y Claudine, un taller de teatro: con actrices de entre 80 y 95 años, nuestras 2 directoras consiguen transformar a nuestras hermanas en actrices perfectamente habitadas por sus personajes.
Rezamos una noche con una obra sobre la obra de San Vicente de Paúl para los niños expósitos.
Las vacaciones dieron mucha alegría tanto a las veraneantes como a las animadoras. Un bravo especial a la Hna Francine que no se detiene ante nada para dinamizar al grupo.
Estos son algunos de los comentarios realizados al final de las jornadas:
«La acogida en la casa fue perfecta, el ambiente cálido y el personal muy atento».
«Nos sentimos reconocidos como personas normales, no como enfermas».
«Mucha fraternidad, varias actividades en las que todo el mundo se sentía a gusto».
«Gracias por la amabilidad de las asistentes, que se preocupan tanto por nuestro bienestar».
Una participante