SIRIA – La visita del cardenal Sandri
‘refuerza la comunión entre las Iglesias’
El prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales está realizando una visita oficial al país árabe del 25 de octubre al 3 de noviembre. Se han programado encuentros con autoridades y fieles, momentos de oración y promoción de iniciativas solidarias. P. Ibrahim: un llamado a «permanecer arraigados en esta tierra», a pesar del éxodo que ha reducido la población cristiana a una cuarta parte.
La visita del Card. Leonardo Sandri a Siria «es un llamado a permanecer arraigados en esta tierra» y expresa solidaridad con un cuerpo cuyos miembros están sufriendo». Una presencia que “puede darnos fuerza, sobre todo en la comunión entre las distintas Iglesias y las distintas confesiones cristianas”, explica a AsiaNews el padre Ibrahim Alsabagh, franciscano de 50 años, guardián y sacerdote de la parroquia latina de Alepo. El padre Ibrahim dialogó con AsiaNews sobre la presencia en estos días del prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales. “Los diversos encuentros programados con los distintos ritos, confesiones y grupos humanitarios que trabajan en la asistencia -añade el sacerdote- tienen el objetivo de alentar a las Iglesias a estar más unidas. Sólo respondiendo juntos podremos superar los desafíos a la fe y la caridad y afrontar de manera eficaz las crisis que estamos viviendo”.
El cardenal está realizando una visita al país árabe del 25 de octubre al 3 de noviembre y tiene previstos numerosos encuentros con autoridades, referentes religiosos y personalidades eclesiásticas pero, sobre todo, con comunidades de fieles deseosos de recibir la cercanía y el cariño del emisario del Papa Francisco. En efecto, el propósito del viaje es precisamente llevar «el consuelo, la solidaridad y la cercanía» del pontífice a una nación desgarrada por más de 10 años de guerras; una nación que debe hacer frente a las consecuencias del pasado y cuyos esfuerzos de reconstrucción se ven obstaculizados por los estallidos de violencia, las tensiones sectarias y la emergencia sanitaria de la pandemia.
El viaje estaba previsto para abril del año pasado y debió postergarse debido a la pandemia de covid-19. El programa incluye etapas en Damasco, Tartous, Homs, Aleppo, Yabroud y Maaloula, con misas, encuentros y momentos de oración con las diferentes confesiones cristianas y asociaciones caritativas al servicio de una población exhausta. En la primera escala de su viaje, el pasado 26 de octubre en Damasco, el cardenal se reunió con el patriarca greco-melquita Youssef Absi; saludó luego al cardenal Mario Zenari, nuncio apostólico en Siria desde 2008, quien durante todos estos años de guerra, incluso en los momentos más oscuros, en ningún momento abandonó el país, acompañándolo con su «presencia atenta». El cardenal también entregó de parte del Vaticano una importante suma de dinero destinada a apoyar las situaciones de mayor necesidad en las distintas circunscripciones católicas del país, que serán identificadas por cada obispo.
“El pueblo sirio – dice el padre Ibrahim – vive en condiciones inhumanas e insostenibles, está exhausto y duerme con una maleta en la mano, siempre listo para partir. En estos 10 años de conflicto la población cristiana se ha reducido a una cuarta parte de la que alguna vez vivió en el país”. Las iglesias están «diezmadas», agrega, y a los efectos de la guerra se suman los del «hambre, las restricciones y las sanciones económicas: desde el combustible para la calefacción hasta la nafta para automóviles, incluso el aceite y el pan tienen precios inalcanzables. El salario de un mes apenas le alcanza a un trabajador para comprar pan después de hacer largas colas”.
En este contexto de «expectativa y preocupación», la visita del cardenal «se inscribe en la línea de las múltiples intervenciones a favor del pueblo y de la Iglesia sirios que ha realizado el Papa en los últimos años». Por una parte, sigue diciendo el padre Ibrahim, “estamos muy contentos por la presencia de una persona que tiene gran experiencia en crisis humanitarias y nos encomendamos a él, nos sentimos reconfortados y le damos la bienvenida con alegría y cariño”. Por otro lado, concluye, «escuchamos atentamente cada una de sus palabras para fortalecer una fe que ha sido duramente probada: a nuestro alrededor vemos mucha desesperación» porque «la guerra continúa» y el país «sigue estando dividido» ante una crisis que solo se puede resolver «a nivel internacional, con la buena voluntad de todos los actores involucrados».
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