Nuestras cuatro hermanas sursudanesas que trabajan en Jartum también han tenido que abandonar la capital de Sudán junto con otros misioneros extranjeros, acogidos temporalmente, pero muy fraternalmente, por el obispo de Yibuti, Mons. Giorgio Bertin, de los Hermanos Menores Franciscanos.
Desde hace semanas, Sudán, en el centro del Cuerno de África, está sumido en una grave crisis política: dos generales y sus ejércitos se disputan el poder político y, sobre todo, económico del país.
La rivalidad entre los dos generales afecta también a la amistad de la que ambos presumen con Moscú y al conflicto entre Occidente y Rusia para impedir que Moscú establezca una base militar en el Mar Rojo.
Sudán es un país muy pobre, que depende de la ayuda humanitaria para un tercio de su subsistencia. Y aún no ha conseguido liberarse del poder militar y de los intereses políticos y económicos que lo mueven, incluido el control de la mayoría de las minas de oro de Sudán. Ahí radica la causa de los enfrentamientos armados de las últimas semanas.