Ducharse y lavar la ropa no es algo natural. Para muchos, es inaccesible.
En la barriada de San Ferdinando, el 27 de noviembre de 2024, se inauguró la séptima Launderia del Papa Francisco, con un servicio de duchas anexo, después de Roma, Génova, Turín, Nápoles y Catania.
Las Lavanderías son una respuesta concreta a quienes viven en los márgenes, en condiciones de extrema penuria, a menudo invisibles a los ojos de la sociedad.
Entre las chabolas del gueto de San Ferdinando, donde cientos de inmigrantes africanos -de Senegal, Níger, Malí, Burkina Faso, Costa de Marfil y otras partes de África- esperan un permiso de residencia trabajando en el campo, la dignidad se convierte en una cuestión primordial. No se trata sólo de mantas lavadas o de un lugar donde refrescarse, sino de un poderoso mensaje: nadie es olvidado, nadie es excluido.
Un signo tangible ese mismo día fue la distribución de unas 200 comidas a los migrantes de la ciudad de tiendas, preparadas por voluntarios de la parroquia de María Santísima de Porto Salvo, en el comedor diocesano de las Hermanas de la Caridad de Santa Juana Antida.