Con motivo de la Fiesta de la Presentación del Señor, el 2 de febrero de 2025, se celebró en todas las diócesis del mundo el Día de la Vida Consagrada: un evento de testimonio y comunión entre todos los carismas masculinos y femeninos que enriquecen a la Iglesia en la contemplación y en el servicio.

En muchas catedrales se han celebrado con especial solemnidad los aniversarios de consagración: 25, 50 y 60.

Desde la archidiócesis de Malta, a través de las palabras de la hermana Natalie A., también nos ha llegado un testimonio.

Este día se inserta en el camino que consagrados y consagradas están recorriendo con vistas al Jubileo de la Vida Consagrada que se celebrará a nivel mundial el 8 y 9 de octubre de 2025: «Peregrinos de esperanza, en el camino de la paz».

«El jubileo de los religiosos en Malta se celebró el 2 de febrero en la parroquia de Zejtun, dedicada a Santa Catalina, durante la misa de la tarde.

Todos los religiosos fueron invitados a reunirse en la capilla de un convento de la congregación de las Hermanas Misioneras de Jesús de Nazaret, donde, tras la bendición de las velas, partieron en peregrinación hacia la parroquia.

Cuando la peregrinación llegó a la iglesia, continuó la celebración eucarística presidida por el arzobispo Charles J. Scicluna.

Concelebraron un buen número de religiosos y sacerdotes. Más de 500 religiosos participaron en este Jubileo, junto con algunos laicos.

Durante la homilía, el arzobispo se detuvo en los personajes principales. Habló de la profetisa Ana, que a pesar de su avanzada edad, entró en el templo alabando a Dios y habló de la persona de Jesús. El arzobispo dijo:

«Mientras el Señor os dé vida, no os canséis nunca de alabar, de rezar y de interceder por el mundo. Rezad por las vocaciones a la vida consagrada, al sacerdocio y al matrimonio cristianos y por la bendición de los niños. Porque vuestro rezo, queridos religiosos, es lo que mantiene a la Iglesia una, santa y católica. La Iglesia, que es apostólica, necesita de vuestro testimonio, de vuestras oraciones, de vuestra ofrenda diaria. Vivid vuestra ofrenda como un imán que atrae a nuestras islas y al mundo la misericordia del Señor y el perdón de los pecados. Pidamos al Señor que Él sea nuestra vida, nuestra salvación, nuestra gloria y nuestra luz».